La prevención de lavado de activos y financiamiento del terrorismo (PLA/FT) es un desafío crítico que enfrentan las entidades financieras de todo el mundo. Combatir las diversas tipologías de LA/FT empleadas por los criminales es una prioridad fundamental debido a que dichas organizaciones son foco de controles y exigencias regulatorias que buscan identificar y mitigar los riesgos asociados a dichas actividades ilícitas.
Hacer frente a estos desafíos requiere de una estrategia sólida de gestión de riesgo y una herramienta clave a utilizar es la matriz de riesgos, la cual permite identificar las amenazas y vulnerabilidades a las que se expone la institución. Por este motivo es primordial definirla correctamente a los fines de poder clasificar adecuadamente a los clientes y aplicar los controles correspondientes para cada segmento asimismo, su correcta definición puede disminuir las fricciones en la experiencia de los clientes a partir de la eliminación de controles innecesarios.
¿Qué es una matriz de riesgos y porqué es importante definirla adecuadamente?
La matriz de riesgos es una herramienta que permite identificar, evaluar, categorizar y cuantificar los riesgos específicos a los que se enfrentan las organizaciones por ejercer su actividad, asociado a las operaciones y productos financieros que ofrece, con el propósito de segmentar a sus clientes a partir del riesgo que estos representan para la entidad.
Se compone de diferentes factores a cada uno de los cuales se le asigna un valor, la suma de los valores determina un puntaje que permite segmentar al cliente como de riesgo Bajo, Medio o Alto, en función de una escala definida por la entidad y alineada al riesgo que esta esté dispuesta a asumir.
Si bien las organizaciones pueden utilizar múltiples parámetros para realizar la evaluación de riesgo de sus clientes, habitualmente suelen considerar el tipo de persona, si es física o jurídica, el domicilio o nacionalidad de la misma, la actividad económica del cliente, si tiene hit en listas o declara ser PEP o SO, el historial de transacciones del cliente, entre otros factores.
La adecuada definición de la matriz es importante principalmente para proteger a la entidad de consecuencias que puedan afectarla y/o impactar en su reputación, dado que una mala gestión de riesgos puede exponerla a sanciones o daños reputacionales significativos que pueda afectar la confianza de los clientes sobre la entidad.
Adicionalmente, identificar y priorizar los riesgos de manera adecuada permite a la entidad asignar los recursos financieros y humanos de manera eficiente, evitando controles innecesarios y cargas operativas improductivas, enfocando los esfuerzos en abordar los riesgos más críticos y disminuyendo las fricciones de los clientes al momento de interactuar con la entidad. Fundamentalmente, la matriz de riesgo ayuda a conocer mejor a los clientes y entender el riesgo de cada uno de ellos.
La matriz de riesgos como impulsor del negocio financiero y el rol clave de la tecnología
Definir una matriz de riesgo correctamente no solo es fundamental para cumplir con las regulaciones y prevenir el lavado de activos, sino que también puede impactar significativamente en la experiencia del cliente al momento de interactuar con los productos o servicios de una entidad financiera, pudiendo ayudar a disminuir fricciones y mejorar la relación cliente-entidad, facilitando:
- La reducción de los falsos positivos y las alertas generadas, lo que implica menos “interrupciones” para los clientes y una experiencia más fluida, concentrando los esfuerzos de monitoreo y cumplimiento en aquellos clientes de mayor riesgo.
- La simplificación de los procesos para aquellos clientes de riesgo bajo, generando una experiencia más simple y rápida, eliminando verificaciones innecesarias, reduciendo la documentación solicitada y evitando bloqueos o interrupciones de transacciones, mejorando su experiencia.
- La segmentación de los clientes, en función de su perfil de riesgo, permitiendo a la entidad ofrecer servicios y productos específicos para cada segmento acorde a sus necesidades y nivel de riesgo, fortaleciendo la relación cliente-entidad y aumentando la retención.
La utilización de tecnología es clave para optimizar la gestión de riesgos en las entidades financieras. Nuestra solución Regtech trak.e permite realizar el cálculo del nivel de riesgo del cliente de forma automática, llevar adelante la gestión del legajo digital de sus clientes y la debida diligencia correspondiente, monitorear las transacciones sobre sus operaciones y gestionar alertas resultantes, simplificando y automatizando los procesos de Prevencion de Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo, permitiendole a las entidades cumplir con los requerimientos normativos y regulatorios mientras se adaptan rápidamente a los cambios en el comportamiento de sus clientes.