Inclusión Financiera en Colombia

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inclusion financiera

La Tercera Toma del Estudio de Demanda de Inclusión Financiera, elaborada por la Banca de las Oportunidades y con el apoyo de la Superintendencia Financiera y el Banco de la República de Colombia identifica las percepciones de la población adulta colombiana frente a los productos y servicios ofrecidos por el sistema financiero.

El estudio

Esta nueva edición busca continuar con el análisis iniciado en 2015 y 2017 acerca de las percepciones de los colombianos y colombianas sobre los productos y servicios financieros. El análisis aborda las dimensiones del acceso, el uso, la calidad y el bienestar financiero generado sobre las personas y las familias. También comprende las preferencias de los colombianos al momento de realizar transacciones y de tomar decisiones financieras.

Contexto post pandemia

Los resultados de la medición indican que la pandemia aceleró el crecimiento de los pagos digitales y esto se traduce en la mayor utilización de las billeteras digitales como medio de pago.

Además, por primera vez, disminuyeron las brechas en el acceso por sexo y ruralidad, tanto a nivel de productos de depósito como de crédito. En este sentido, el informe indica que el Gobierno Colombiano está poniendo foco en la inclusión crediticia de los segmentos desatendidos y subatendidos.

Principales indicadores

Algunos de los resultados que arrojó el estudio son los siguientes:

  • El acceso a productos financieros de la población adulta colombiana aumentó de 51,6% (2017) a 65,3% (2022).
  • La puerta de entrada al sistema financiero formal son los productos del pasivo bancario (como los depósitos bancarios, los plazos fijos, etc) y presentan una penetración dos veces mayor a los préstamos formales.  El 62% de los encuestados indicó contar con por lo menos un producto de depósito, mientras que en el caso de los créditos, solo lo manifestó el 23,7%.
  • La proporción de adultos que utilizaba su teléfono móvil para hacer operaciones financieras subió del 14,2% al 33,8% Esto muestra la mayor penetración que han tenido los servicios financieros digitales entre la población colombiana. Esta situación se asocia fuertemente a la incidencia que tuvo la pandemia en los hábitos.
  • Por el contrario, en el caso del crédito, la tendencia es desfavorable: la población con al menos un crédito formal bajó del 25,6% en 2017 a 23,7% en 2022.
  • El porcentaje de la población adulta con al menos un producto financiero creció 11,1% (de 80,1% a 91,2% entre diciembre de 2017 y marzo de 2022).  Asimismo, el porcentaje que tenía por lo menos un producto activo o vigente subió de 68,6% a 76,2% en el mismo lapso.

Género y ruralidad

Con respecto a los segmentos de la población que mostraron menores niveles de acceso a productos financieros, el estudio indica que las mujeres y los habitantes del sector rural tuvieron una mejoría notoria frente a los hombres y los grandes centros urbanos,  respectivamente, en comparación. Sin embargo, estos segmentos continúan con rezagos en sus indicadores.

La brecha de género en inclusión financiera se puede explicar, en parte, por la menor empleabilidad, generación de ingresos y tenencia de activos de las mujeres, así como con la incidencia de estereotipos y normas sociales que ocasionan sesgos, problemas de autoconfianza, discriminación o autoexclusión.

La inclusión financiera según grupos etáreos

Con respecto a la dimensión etaria, la población mayor de 65 años es la que presenta las tasas más bajas de acceso al sistema financiero. Los jóvenes entre 18 y 25 años con por lo menos un producto financiero creció de 64,4% (2017) a 69,0% (2022). Este aumento podría explicarse por el crecimiento y evolución de los servicios digitales, normalmente preferidos por los jóvenes.

Productos de depósito

El producto de depósito más elegido por los adultos son las cuentas de ahorro debido a la facilidad para realizar diferentes tipos de operaciones y la seguridad para manejar el dinero. El 68,8% de la población encuestada cuenta con una cuenta de ahorro y/o una tarjeta de débito (40,3% cuentas de ahorro y 28,5% tarjeta débito). 

Por otro lado, los monederos digitales (como medio de pago) mostraron un alto uso y su participación en el mercado ha crecido en los últimos cinco años. Los adultos con un depósito de bajo monto activo (categoría que incluye a los monederos digitales) alcanzó los 16,6 millones a fin de 2021, mientras que 19 millones de adultos tienen cuentas de ahorro. 

Es evidente que la pandemia ayudó en la utilización de los servicios financieros digitales, en particular, por parte de personas con bajos ingresos, menor nivel educativo, jóvenes adultos y en áreas no urbanas. Es por ello que el informe indica que la agenda de política pública debe encaminarse a continuar profundizando el desarrollo del sistema de pagos de bajo monto en Colombia.

Un dato llamativo es que las mujeres encuestadas cuentan con más monederos digitales que los hombres. Por el contrario, para todos los demás productos y medios de pago, los hombres mostraban mayor tenencia. Además, estos monederos eran más utilizados por los adultos más jóvenes.

Ahorro

Cerca de la mitad de los encuestados no ahorra o invierte. Y la mayoría de quienes ahorran eligen guardar el dinero en casa. El destino de este ahorro es, fundamentalmente, la atención de emergencias o imprevistos.

Ecosistema de pagos

El 69% de los encuestados prefiere pagar en efectivo por la facilidad, la rapidez y porque consideran que es seguro. Al recibir sus ingresos por medio de transferencias, el 80,8% retira sus ingresos, ya sea tan pronto los recibe (38,7%) o en varias operaciones (42,1%). 

Productos de crédito

El 71,4% de los encuestados indicó que no cuenta con productos de crédito ni tampoco los solicitó durante el último año. La principal barrera fue no querer tener deudas (65,4%), los ingresos bajos (28,3%), el alto costo (27,8%), no tener garantías (13,2%) y un reporte negativo en la central de riesgo (10,7%).

Con respecto a quienes sí tomaron créditos, la mayoría solicitaba sus créditos principalmente ante entidades financieras reguladas como los bancos y las cooperativas del sector solidario. El porcentaje de aprobación de estos créditos fue superior al 85% para el promedio nacional y el crédito de consumo fue el más demandado. Por otro lado, el 29% de quienes solicitaron crédito lo hizo ante fuentes informales de financiamiento.